Hotel Rural Ibo Alfaro

Paz y tranquilidad

Ofreciendo la quietud y austeridad de una antigua casa señorial canaria, el Hotel Rural Ibo Alfaro se encuentra majestuosamente ubicado sobre una loma y rodeado de hectáreas de cultivos (plátano y aguacate). La casa original, construida hace unos 200 años y restaurada entre 1994 y 1996, fue la residencia de la familia Méndez, funcionando tras la finalización de su restauración como hotel rural hasta nuestros días.
Se trata del primer hotel rural de La Gomera y uno de los primeros de Canarias, sin duda, un referente a nivel internacional para los amantes del turismo de la naturaleza.
Sus 20 habitaciones cuentan con espectaculares vistas, uno de sus principales atractivos. El entorno, con preciosos jardines, tranquilas y relajantes terrazas y espacios propios para el cultivo de frutas y verduras, hacen del hotel un maravilloso lugar para descansar y relajarse. El Hotel Rural Ibo Alfaro es el lugar ideal para aquellos que se dan cuenta de que la paz y la tranquilidad ambiental son ingredientes esenciales para encontrar la paz interior. Su entorno amplifica el sentido de espiritualidad encantando los ojos y el alma.
El Hotel Rural Ibo Alfaro es un escaparate de la mampostería tradicional canaria nacida a partir del siglo XVI y de la manera de construcción de la época. El interior se basa el conceptos tradicionales de lujo; el saber, el tiempo, la paz y los espacios que promueven la serenidad. Los materiales naturales reinan en todas partes, mientras que la luz cálida elegida en las habitaciones y los muebles sencillos se combinan para crear lo que podríamos llamar "minimalismo franciscano".
Los interiores, con baños recientemente reformados, cumplen las expectativas de los huéspedes. Tratamos de cuidar al máximo los detalles: la ropa de cama está fabricada por la prestigiosa Casa Bassol que viste los mejores hoteles españoles desde hace 270 años y nuestros productos de baño, cuidadosamente seleccionados, tienen una delicada fragancia a eucalipto y menta que contribuye, más si cabe, a la relajación y el descanso. 
Aunque puede encontrar las comodidades básicas en su habitación, no encontrará teléfono, televisión, ni conexión wifi. En su lugar disfrutará de un cómodo escritorio de madera y asientos tradicionales junto a la ventana donde uno podrá inspirarse mientras admira el verde valle de Hermigua. La austeridad de estas le conectarán con su ser interior y le harán sentir relajado, en paz y armonía con la naturaleza.
Un desayuno saludable y agradable, con productos locales y frutas y verduras de cultivo propio, es la excusa perfecta para comenzar el día temprano y explorar una de las múltiples caminatas que comienzan en el hotel.
Al recibir a nuestros huéspedes en este entorno, nuestro objetivo es brindarles una experiencia lujosa pero sencilla que pretende respetar la fauna y la flora, pero también la historia y las tradiciones de Hermigua. Creemos que gracias a esta inmersión en la riqueza de la vida y los tiempos locales podemos transmitir un verdadero sentido de lugar, una estancia realmente única que es tangible en todos los aspectos del hotel, desde las habitaciones hasta nuestrasfrutas.

Honrando nuestro legado

Flores silvestres y árboles centenarios, plátanos y aguacates, uvas y hortalizas: todo esto forma parte del universo que es Hermigua. La agricultura es, por tanto, uno de los componentes más singulares del valle, es obligación de todos mantenerla, rindiendo así un justo homenaje a las personas que vivieron aquí y trabajaron sus laderas durante siglos. Es una expresión más de la naturaleza local que atrae aves, mariposas y todo tipo de vida silvestre. El verde siempre está presente en Hermigua, apaciguando los veranos soleados, fusionándose con el mar y dando lugar a un paisaje de ensueño.
Rodeadas por las ya en desuso acequias de riego que fueron tan vitales para la agricultura en Hermigua, nuestro huerto es un jardín fragante dedicado a producir diferentes variedades de frutas para el consumo del hotel. Déjase llevar por la belleza de las estaciones, las hojas, las flores y los colores de todo tipo de árboles frutales: naranjo, chirimoyo, higuera y platanera, sólo por nombrar algunos. Las estaciones gobiernan por encima de todo en este jardín rural. Con sus muros de piedra seca en diferentes alturas donde se cultivan, para brindar a los huéspedes, las frutas más frescas, sigue un estricto calendario de siembra para que el ecosistema tenga un efecto abundante y ecológicamente amigable.
 

Una historia que comienza hace 200 años

Rodeadas por las ya en desuso acequias de riego que fueron tan vitales para la agricultura en Hermigua, nuestro huerto es un jardín fragante dedicado a producir diferentes variedades de frutas para el consumo del hotel. Déjate llevar por la belleza de las estaciones, las hojas, las flores y los colores de todo tipo de árboles frutales: naranjo, chirimoyo, higuera y platanera, sólo por nombrar algunos.Las estaciones gobiernan por encima de todo en este jardín rural. Con sus muros de piedra seca en diferentes alturas elevados donde se cultivan para brindar a los huéspedes las frutas más frescas, sigue un estricto calendario de siembra para que el ecosistema tenga un efecto abundante y ecolhhhhhhhhhhhhhhhara el consumo del hotel. Déjate llevar por la belleza de las estaciones, las hojas, las flores y los colores de todo tipo de árboles frutales: naranjo, chirimoyo, higuera y platanera, sólo por nombrar algunos.Las estaciones gobiernan por encima de todo en este jardín rural. Con sus muros de piedra seca en diferentes alturas elevados donde se cultivan para brindar a los huéspedes las frutas más frescas, sigue un estricto calendario de siembra para que el ecosistema tenga un efecto abundante y ecolhhhhhhhhhhhhhhh
 

Ibo Alfaro: "Cuando el muerto mató al vivo"

Parece ser que el barrio del Ibo Alfaro debe su nombre al caballero poseedor de estas tierra de apellido Jibalfaro. En el periódico "El Liberal de Tenerife" del día 24 de julio de 1891 con motivo del centenario de Cristobal Colón se hace referencia a una leyenda local, "Cuando el muerto mató al vivo" y cita al hidalgo Jibalfaro. La hija de este, Mencías, era pretendida por 2 mozos de cantones diferentes y su padre, para resolver el conflicto entre ellos, les propone a ambos que vayan en la expedición de su amigo Cristobal Colon en busca de nuevas tierras del Poniente y que sea el primero que regrese el que recibirá a su hija en matrimonio. La proposición fue aceptada y ambos fueron juntos a embarcarse. Cuando llegaron a un cruce de caminos uno mató a traición al rival dejándolo allí malamente enterrado junto a un árbol y se incorporó a la expedición de Colón para el descubrimiento de América. Cuando retornó, al cabo de un año, para exigir al padre de Mencías el cumplimiento de su promesa, al llegar a la altura del lugar donde alevosamente había dado muerte a su compañero, sintió curiosidad y se acercó al lugar donde le había dado sepultura encontrando los huesos a la vista, especialmente la calavera, mirándole desafiante. Irremediablemente le poseyó la ira y tiró a la calavera un golpe con el cuento de su lanza con tal fortuna que la calavera quedó engarzada en esta y, extrañamente, cuanto más tiraba más se acercada esta a su manos. Se puso entonces nervioso y para deshacerse de ella, cogiendo el asta por el cuento, apoyó la lanza en una rama con tan mala suerte que al tirar hacia sí para intentar desprenderla el mismo se introdujo el hierro por el pecho y quedó mortalmente herido.
Después las almas piadosas pusieron una cruz en donde tuyo lugar el suceso "la cruz donde el muerto mató al vivo".